Sería una pena quedarme en el tiempo del vicio y el sexo barato, aunque te digo que a veces tan mal no la paso. Pero a veces hasta el más idiota merece un poco de calor y si es el tuyo mejor, porque el tuyo es el mejor. El sol y la luna se fundieron sin miedo en tus ojos y para encender esos ojos el pecado es el que más te ayuda. Le agradezco a mi santo, el de los que no se creen ninguna, por haberme engañado otra vez y dejarme a tus pies.
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