Recuerdo como su mirada me volteó.


"¿Era todo?" pregunté, soy una ilusa, no nos dimos nada más sólo un buen gesto. Mordí el anzuelo una vez más, siempre una ilusa, nuestra estrella se agotó y era mi lujo. Él fue por esa vez mi héroe vivo, mi único héroe en este lío, el más lindo del amor que una tonta ha visto soñar.
y llegó el día en el que, finalmente, pude dejar todo atrás.