"¿Era todo?" pregunté, soy una ilusa, no nos dimos nada más sólo un buen gesto. Mordí el anzuelo una vez más, siempre una ilusa, nuestra estrella se agotó y era mi lujo. Él fue por esa vez mi héroe vivo, mi único héroe en este lío, el más lindo del amor que una tonta ha visto soñar.